viernes, 30 de marzo de 2012

la politica: de ideal a forma de vida.

Una de la cuestiones que nunca (al menos que yo conozca) se ha tratado de implementar en algún  partido, aunque sí está en la mente de la ciudadanía es que la política no puede ser una forma de vida. La política es el afán de prestar un servicio a los ciudadanos, de realizar cambios en la sociedad y de colaborar con el desarrollo y bienestar de los ciudadanos pero haciéndolo desde la óptica y la referencia de una determindad ideología.

Todos las personas que se dedican a la política deben tener en mente el mismo objetivo, que no es otro que el bien común. Lo único que debe diferenciar y distinguir a los distintos políticos y grupos políticos es la forma de hacerlo. O sea la óptica ideológica que fundamenta el desarrollo de las acciones para conseguir los objetivos propuestos.

Si tomamos esto como cierto, y yo creo que lo es. Es el mismo político quien debe ponerse a sí mismo unas condiciones adecuadas, estables y sobre todo creíbles para poder desarrollar su labor de servicio.

Si establecemos que la política no es la forma de vida, un oficio del que se pueda vivir siempre, debemos referir un principio y fin de la misma con el fin de que quien se dedique a ella dé lo mejor de sí mismo esos años de dedicación pero sabiendo que es algo que va a tener su final y no podrá prorrogar ese tiempo de oposición o mandato. Un máximo de dos o como mucho tres estaría bien.
Esto además procurará el efecto positivo de una constante renovación y regeneración de la vida política y de la vida pública. Se evitaría además el efecto perverso de quienes se aferran al poder o al sillón envenenando su propio partido y la vida política.


Las personas que se dediquen a la vida pública no podrán estar imputados por delitos penales. si ello ocurriera deberán hacer un paréntesis en su vida política hasta la resolución del tema judicial.

Otra cuestión que debemos tratar y acordar es el sueldo. Los políticos no pueden tener la capacidad de poder fijar  sus propios sueldos sin que ello esté regulado de forma suficiente y clara. Porque como humanos que son se procurarán el mayor bienestar económico posible.

Cuando el político termine su vida pública deberían tener un mecanismo compensador equilibrado y justo con el fin de que se iguale al resto de personas que han seguido una evolución propia en sus empresas. Pero no es de recibo que vivan una vida que ni en sueños pudieran imaginar. Por tanto debería eliminarse el hecho de nombrarlos como asesores o en los consejos de administración en no sé qué empresas y cobrando un pastón por no hacer ni el güebo.


Lo que fue fue, y lo que es es. Vida nueva sueldo nuevo, suficiente, pero no demasiado.


(Este post es viejo y ni me acuerdo de dónde salió, pero ahí queda).

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