lunes, 13 de febrero de 2012

Era de esperar.

Y no había que ser  sabio ni tampoco profeta. 
Lo que está pasando en el PSOE no es más que una lucha sin cuartel por intentar lograr un sitito que dé la posibilidad de seguir en la tostá aunque sea en la oposición de la Junta.


Se están despedazando unos a otros y se están cargando el partido. Entre los unos y los otros están hundiendo el barco antes de comenzar la batalla electoral. El descrédito al que están llegando y el desapego es tal que lo que transmiten a la ciudadanía es que estamos ante un "sálvese quien pueda" con o sin salvavidas.
Rubalcabistas contra griñanistas, griñanistas contra rubalcabistas, Kramer contra Kramer. Y el PSOE batalla contra sí mismo.  La Dimisión de Vieira, justificada o no, ha sido un torpedo contra la línea de flotación de su propio partido.
Hunden el barco. Ni el mismo capitán del Costa Concordia Francesco  Schetino lo hubiera hecho peor, o mejor, según se mire.
No acierto a comprender qué bondades nos van a contar en la campaña electoral si no son capaces de ponerse de acuerdo para elaborar sus propias listas.
Y mientras tanto Arenas calla y se frota las manos. Para qué va a decir nada que lo único que conseguiría sería distraer al PSOE de esta ardua tarea de autodestrucción. Listo que es el tío.

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