domingo, 20 de junio de 2010

El sueldo de los alcaldes y alcaldesas.

Como a casi todo quisque, supongo, me parece bien el acuerdo al que han llegado la FAMP y los partidos políticos en Andalucía. Fijar el sueldo de los ediles me parece de lo más positivo y coherente que se ha hecho últimamente en el entramado político. Elimina factores discriminatorios de unas localidades con otras y todos y todas saben a qué atenerse.

Por lo que he visto y leído parece que a partir de las próximas elecciones municipales van a cobrar menos. Un buen gesto solidario con la crisis endémica que tienen, si no todos, la mayoría de los ayuntamientos de España. Veremos si a la hora de ponerlo en práctica esto se confirma o aparecen por arte de magia complementos o pluses que por arte de birli-birloque dejan la cosa tal como estaba. Pelín desconfiado que se vuelve uno, vaya.

No comparto los efectos perversos que expone mi admirado José Aguilar en su columna de hoy domingo. Tal que "si se imponen condiciones retributivas estrictas muchos profesionales de prestigio se verían incitados a no dedicarse a la actividad política porque perderían mucho dinero en el cambio .... los menos militantes, los menos, generosos y los menos ambiciosos se apartarán voluntariamente de la carrera que quedará cada vez más en manos de los mediocres que carecen de oficio, profesionalidad o relevancia".

Para mí, este argumento no se sostiene. Mayormente por algunas razones.

En primer lugar me parece que eso ya está ocurriendo ahora. Por lo que no veo que tenga relación con lo que cobran los alcaldes. O a lo mejor sí y es precisamente, por el sueldo, por lo que tanto mediocre llega a ser alcalde/sa. "Yo por ser alcalde es que ma-to".

En segundo lugar, si ello fuese así haría ya tiempo que algún que otro Presidente de Gobierno autonómico, ministro o consejero a lo mejor hubiera dejado su cargo para optar, por ejemplo, a ser alcalde de una gran ciudad donde cobrarían más y no hay cortapisas para ponerse sueldo.

Y por último, no tengo yo claro eso de que los profesionales de prestigio, la gente con coherencia e ideología llegue precisamente en abundancia al entramado político de los partidos. O mejor dicho, salga de él como candidato de su formación política. Por lo que sé y me cuentan, son precisamente éstos los primeros que abandonan forzados por la "idiosincrasia interna" propia de los partidos que hace que los mediocres, pero que tienen menos escrúpulos y son más vivos (por decirlo de alguna forma), sean los que manejan los hilos, los acuerdos y votos necesarios para poner a quien más les convenga como candidato, y no a quien podría darles la victoria electoral a su partido.

No creo que en los congresos de los partidos, ni en las primarias que algunas veces hacen para elegir candidatos, salgan elegidos los más prestigiosos o los que pueden dar posibilidades de cambiar "esto" para conseguir la victoria en las urnas. Más bien en estos ámbitos lo que se mueven son intereses de grupos, legítimos supongo, para que salga uno "de los míos" que después tirará de nosotros en la situación de poder que se consiga.

En fin, es mi opinión. Supongo que como en todo habrá diferentes puntos de vista.

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