lunes, 29 de marzo de 2010

La vida pública y el amor verdadero

Que los políticos tienen vida privada no creo que haya nadie que lo cuestione. Como tampoco que dicha vida debe ser respetada como la de cualquier hijo de vecino anónimo. Las cuestiones que atañen a la esfera de la amistad, familiar o sentimental pertenece al más escrupuloso entorno privado.

Pero cualquier persona que se dedica a la vida pública sabe o debe saber que hay una delgada línea que separa lo que es de ámbito público y de interés general de lo que pertenece a la vida íntima o privada.

Y les pongo un ejemplo. Si yo como cargo público de un partido soy una firme defensora del derecho a la vida y soy beligerante y estoy totalmente en contra del aborto, pues creo que quedaría un poco regular el hecho de haber ido a Londres a abortar un par de veces. Si ello se supiera ¿Creen que esto pertenecería a mi vida privada o por el contrario debería ser conocido?

Cada uno que se responda a sí mismo pero es mi opinión que sería de interés general que se conozca la hipocresía que llevo dentro. Porque si esto se callara en aras de mi vida privada ¿cómo desenmascaramos a los políticos mentirosos e hipócritas?

Bien, ahora pongámonos en un caso conocido. Yo soy alcaldesa de un ayuntamiento tan endeudado que para mejorar la situación económica propongo Planes de refinanciación, de ajuste económico, de viabilidad y de Ertes.

Bueno, pues resulta que por cosas de la vida me enamoro de mi escolta, con quien tengo una relación y se convierte en mi pareja. Esto pertenece la esfera de mi vida privada, sencillamente porque quien ocupe mi corazón es asunto mío y de nadie más.

Pero si yo a este policía local con graduado escolar del que me he enamorado y es mi pareja, le nombro asesor de alcaldía y Jefe de Gabinete con una subida de sueldo de 35.000 € a 55.000 € digna del mejor de los asesores creo que sería de interés general que lo que era mi vida privada deje de serlo un poco. Si encima firmo un decreto por el cual le subo el sueldo hasta los 68.500 € pues con más razón. Y si por el escándalo que se forma yo doy marcha atrás en la subida de sueldo pues les estaría dando la razón a quienes han sacado el tema a la luz. Y si finalmente se convierte en mi marido pues igual me resultaría muy difícil explicarles a los ciudadanos que lo hice por su valía y no por ser quien es.

Aquí no hay vida privada que valga, lo que yo tendría es una cara dura que me la piso.
Seguramente muchos y muchas con razón pensarían que si ese policía local no fuera mi compañero no hubiera ascendido tan vertiginosamente en el organigrama municipal.

Así que dejémonos de defender lo indefendible ni de aplaudir el hecho de que yo ahora cesara a mi marido por que rectificar sea de sabios. Lo que yo tendría que haber hecho es no nombrarlo, y si mi pareja me quería y es la persona que me va a ayudar a salir adelante en la vida lo que tenía que haber hecho es no aceptar y decirme "Mi vida te lo agradezco pero no voy a aceptar el cargo precisamente porque te quiero".
Y yo le hubiese respondido "Y yo a ti amor mío, eres el hombre de mi vida".

¿A qué hubiese quedado más romántico y más bonito? ¡Eso sí que es amor verdadero!

Pero está claro que esto no ocurrió, así que después del escándalo a mi como alcaldesa siempre me hubiera quedado la opción de dimitir. Por amor claro.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Que bonito lo has escrito por un momento me he sentido como parte de esa historia no se si de amor o desamor, pero hubiese sido bonito que terminara como tú la describes ahí hubiese triunfado el verdadero amor y por que no decirlo tambien la lógica y la razon y a un verdadero politico nunca se le debe de ir la razón por mucho que le pique el chicharrón.-



EL COJO MANTECA
el último chorizo, el último poeta

Anónimo dijo...

Me encanta su forma de decir las cosas... mucho arte que evitará que el ex-ejerza sus anunciadas medidas en pro de su intimidad.Pues quiero decir una cosa: no ha dimitido por no perjudicar a su esposa;lo ha hecho o le han obligado a dimitir por la presión popular que pese a ser en esta tierra muy condescendiente,se dió cuenta enseguida que el asunto llevaba dinamita pura.Y menos mal que la prensa rosa no llegó a aterrizar por estos dominios..que sinó ya seríamos el hazmerreir de una segunda Mar bella,llena de tiburones azules asesorando a los blancos.

Luismi alegre por el comienzo del fín de un disparate disparatado.

Anónimo dijo...

Núnca debieron los dos cruzar el Missisipi.
un saludo juan breva